Al Comité Nobel,
A la iniciativa de Anacleto Olo Mibuy (ex ministro, consejero especial del partido democrático de Guinea Ecuatorial, secretario general del movimiento Amigos de Obiang, consejero especial de la fundación Constancia Mangue Nsue Okomo, etc), el tirano Obiang ha sido nominado al premio nobel de la paz 2025 por su presunta contribución a la promoción de la paz, de la justicia social, de la lucha contra la pobreza y la inseguridad alimentaria. Habiéndose aducido a tal efecto su contribución financiera a la Unión Africana para la protección de los refugiados y desplazados, al premio UNESCO Guinea Ecuatorial en ciencias de la vida, a la dotación de 30 millones usd al fondo fiduciario en la FAO para combatir el hambre en África, y su presunta implicación en la promoción de procesos de paz amparados por la ONU.
La nominación al prestigioso galardón se enmarca en una tentativa de legitimación en la que se inscriben también precedentes distinciones conferidas con anterioridad al tirano. De entre los que merece recordar los títulos de doctor honoris causa otorgados por la Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial (UNGE) y por la universidad afroamericana de áfrica central (AAUCA), por la universidad de Ciencias de la Información del Perú, por la Escuela Superior de Arquitectura y Urbanismo de Togo (por su contribución a la arquitectura y a la gestión urbanística), por el Centro de Estudios para la Democracia Popular de Chile (por su contribución a la defensa de los derechos humanos), por la Universidad de Kinshasa, Republica Democrática de Congo (por su contribución a las relaciones internacionales), por la Universidad Politécnica Internacional de Benín (por su contribución al desarrollo económico y social), por la universidad de economía de Ekaterinburgo, Rusia (por su gestión y administración de los recursos para el desarrollo de Guinea Ecuatorial) y por la Confederación Africana de Organismos no Gubernamentales de Costa de Marfil (por su compromiso en la lucha contra la pobreza), etc.
Al mismo fin, se distinguió asimismo al tirano más longevo del mundo con el premio al mejor presidente del mundo por la organización política belga « Mouvement Reformateur » y la ONG Solidaritynnm, con el premio de la Paz por la universidad de Yacambú (Venezuela), con el trofeo La Paz de la fundación Issa Hayatou, con el premio Babacar Ndiaye del programa African Road Builders (por sus logros en el ámbito de la infraestructura viales), con el premio de los Valores Emergentes Africanos, con el premio Kim Jong Il (por su compromiso con la justicia, el desarrollo, la paz y la concordia), con el premio Bambini Generation Award de la Fundación Jóvenes Académicos Europeos, con el premio Umberto Biancamano (por su contribución a los derechos humanos y a las libertades fundamentales), con el homenaje por el Mes de la Historia Negra USA (BHmonthUSA), con el reconocimiento de la Internacional Demócrata Cristiana y del grupo África, Caribe y Pacífico (por su contribución a la democracia y al estado de derecho), y tutti quanti… Una lista prolija cuyo colofón sería el anhelado premio nobel de la paz.
La nominación al premio Nobel de la paz, que lleva al paroxismo la abyecta adulación de un autócrata sanguinario y el correlativo desdén a sus víctimas, pretende, en efecto, equiparar su siniestra labor al frente del País al remarcable liderazgo de los dirigentes políticos galardonados con anterioridad con dicho premio. Entre los que destacan la presidenta de Sierra Leona Ellen Johnson Sirleaf (galardonada en 2011 por su contribución a la consolidación de la paz y de la democracia, y la promoción de la igualdad de género), el presidente de los Estados Unidos Barack Obama (distinguido en 2009 por su extraordinaria labor en aras del reforzamiento de la diplomacia internacional y la cooperación entre los Pueblos), el presidente surafricano Nelson Mandela (en 1993, por haber propiciado la abolición del apartheid), y el de la Unión Soviética Mikhaïl Gorbatchev (en 1990, por haber contribuido al fin de la guerra fria entre Occidente y los países de Europa del este), etc.
En efecto, según las voluntades definidas por Alfred Nobel, el premio nobel de la paz recompensa « a la personalidad o a la organización que se haya destacado, a través de su contribución, al acercamiento entre los pueblos y a los procesos de paz, así como a la supresión o a la reducción de la carrera armamentística«. Lo cual incluye la lucha por la paz, los derechos humanos, la ayuda humanitaria y la la libertad. En tal sentido, el Comité Nobel ha afirmado reiteradamente que el premio recaía en principio en personas o en organizaciones comprometidos con la defensa de los derechos humanos, la promoción del modelo democrático y de la diplomacia como vía de resolución de los conflictos. Unos valores que indudablemente encarnaron los precitados estadistas a través de su reconocida acción en pro de sus respectivos Pueblos. De contrario, y aun cuando fuera tautológico afirmarlo, el dictador más sanguinario de África, y el más longevo del mundo, no está comprometido con la defensa de los derechos humanos, ni mucho menos con la promoción del modelo democrático, ni tampoco con la diplomacia como vía de resolución de los conflictos. Resultando por tanto grotesca su nominación al prestigio premio Nobel de la paz.
¿El tirano Obiang, un promotor del modelo democrático?
Desde que accede al poder en 1979 mediante un golpe de estado, el teniente coronel Obiang se opone a la restauración del estado de derecho democrático suspendido en 1973 por el anterior dictador, e instaura una autocracia caracterizada por la proscripción de la libertad política, la inefectividad de los contrapoderes y, en concreto, la incapacidad institucional (la subordinación política) del poder judicial de garantizar la sujeción del poder político a la Ley. La advenida autocracia militar encarnada por el Consejo Militar Supremo se transforma posteriormente en partido único (Partido Democrático o PDGE), el cual acapara desde entonces todas las funciones del Estado en el marco de un multipartidismo de fachada (el « ensayo democrático ») instaurado en 1993. Merced al fraude electoral sistemático, no se ha producido alternancia política (desde hace 46 años). Por ende, la existencia de la oposición está condicionada por el deber de coalición con el PDGE y de adhesión al plan de perennizacíón de la dictadura (a través de la transmisión dinástica del poder a favor del hijo del tirano, designado vice presidente y como tal sucesor del presidente tras la reforma constitucional de 2012). En cuanto a la llamada oposición «radical » (no coaligada con el PDGE) la misma es objeto de una implacable persecución que se traduce en disoluciones, ilegalizaciones, encarcelamiento de militantes y dirigentes, tutela financiera, injerencias diversas en los órganos directivos, etc. De tal manera que es prácticamente inexistente.
¿El tirano Obiang, un promotor de los derechos humanos?
En tanto que autoridad ordenante, en su calidad de ministro de defensa y seguridad durante la primera dictadura, numerosos historiadores aducen la implicación del nominado al premio nobel de la paz en el genocidio político perpetrado durante dicho periodo. Desde que asumiera el poder en 1979, se releva la sistematicidad de las violaciones de derechos humanos y la impunidad de sus ejecutantes (ante la evocada subordinación política del poder judicial). Por ende, la referida opacidad impuesta sobre las violaciones de derechos humanos se ve reforzada por la ineficacia de los mecanismos internacionales de monitoreo (el examen periódico universal), en la medida en que los mismos confortan la ocultación y la desinformación. Sin perjuicio de lo cual, numerosas OINGs rinden cuenta periódicamente de la alarmante situación de los derechos humanos en el País. Recientemente, un pronunciamiento del Tribunal Supremo español (relativo a la querella presentada por el MLGE 3R contra Carmelo Ovono Obiang y sus colaboradores) pone de relieve la trama internacional de terrorismo de Estado que acomete el régimen de Obiang contra la disidencia política (persecuciones, secuestros, tortura, asesinatos, etc).
Por ende, a consecuencia de la malversación sistemática de fondos públicos que acometen el tirano Obiang y su familia, y que priva al Estado de los recursos necesarios para garantizar la disponibilidad de los servicios públicos esenciales, más del 70 % de la población sobrevive a día de hoy por debajo del umbral de pobreza. Lo cual redunda en una grave violación de sus derechos económicos y sociales. De tal suerte que, y a pesar de sus importantes recursos naturales, Guinea Ecuatorial es uno de los países más pobres del mundo (clasificado entre los últimos en el IDH) que se enfrenta a una recesión económica agravada por una corrupción endémica, cuya amplitud ha sido documentada mediante sendos pronunciamientos judiciales (de la Corte Internacional de Justicia, de los tribunales franceses, españoles, suizos, brasileños y surafricanos) y en informes del Senado y del ministerio de justicia americanos, etc. A pesar de la descrita degradación extrema del contexto socio-económico, el tirano Obiang afecta (discrecionalmente) suntuosas contribuciones financieras a varios organismos internacionales a fines propagandísticos. Tales como a la Unión Africana para la protección de los refugiados y desplazados, al premio UNESCO Guinea Ecuatorial en ciencias de la vida, a la dotación de 30 millones usd al fondo fiduciario en la FAO para combatir el hambre en África, etc.
¿El tirano Obiang, promotor de la paz?
Contrariamente a lo que arguye la nominación al premio Nobel de la paz, el tirano Obiang no ha promovido acción alguna (bajo el amparo de la ONU) a favor de la resolución pacifica de crisis políticas o de conflictos armados. No pudiendo en efecto asimilarse como tales el otorgamiento de asilo político al sanguinario dictador gambiano Yaya Jammeh, o la defensa de las proyecciones geo-políticas de Robert Mugabe, Muamar Kadafi o Nicolas Maduro, etc. La cual responde, en realidad, al consabido posicionamiento en contra de la legalidad internacional. En efecto, Obiang encarna (bajo la precedente tiranía) la ideología revolucionaria anti-occidentalista, en la que se cimienta su actual repliegue hacia el eje ruso-chino con el que mantiene intereses estratégicos convergentes. El tirano Obiang comparte asimismo, y sobre todo, con ambas potencias anti-occidentales, la misma aversión visceral hacia la demanda de libertad y de democracia expresada por el Pueblo. De tal suerte que el eje ruso-chino secunda actualmente la represión de la disidencia política a través de acuerdos de mercenariado (implantación del grupo Afrika Corp en el País) y de cooperación militar (creación de una base naval china en Bata).
Sin perjuicio de lo anterior, el siniestro régimen de Obiang ha tejido una amplia campaña internacional de desinformación y ocultación de las violaciones de derechos humanos, merced a la instrumentalización de las agencias de la ONU (financiación del «Premio UNESCO-Guinea Ecuatorial para la investigación en ciencias de la vida», presidencia rotatoria del Consejo de Seguridad, campaña internacional contra los cambios anticonstitucionales de gobierno por parte de la Oficina Regional de las Naciones Unidas para África Central y el Comité Consultivo Permanente de las Naciones Unidas encargado de las cuestiones de seguridad en África Central, etc). En el mismo sentido, y siempre a cambio de contribuciones financieras opacas otorgadas por el tirano Obiang, instancias panafricanas como la Unión Africana (UA) o la Comunidad Económica de los Estados de África Central (CEEAC) contribuyen a legitimar el fraude electoral en Guinea Ecuatorial a través de sus misiones de observación (contradiciendo las conclusiones del Departamento de Estado de los Estados Unidos y de la Comisión de la Unión Europea, véase el resultado de las últimas elecciones presidenciales celebradas en noviembre de 2022).
En definitiva, la acción diplomática del régimen persigue como única finalidad contrarrestar el efecto de descrédito suscitado por los pronunciamientos judiciales sobre malversación y blanqueo de fondos públicos, y por los informes periódicos referidos a violaciones sistemáticas de derechos humanos. Merced a sus numerosos enlaces internacionales (cooptados entre las élites políticas corruptas de algunos países europeos), el régimen pretende adquirir respetabilidad y conferir legitimidad al plan de perennizacion de la dictadura mediante la transmisión dinástica del poder al hijo del tirano. En claro desprecio de las legítimas aspiraciones del Pueblo de Guinea Ecuatorial.
En fe de lo anterior,
La abyecta nominación del sanguinario tirano Obiang al premio Nobel de la paz representa una afrenta al sufrido Pueblo de Guinea Ecuatorial, y el otorgamiento de dicha distinción (de producirse) a tan siniestra personalidad redundaría inequívocamente en desprestigio de la misma, así como en menosprecio del sufrimiento del Pueblo de Guinea Ecuatorial por cuanto :
Obiang no promociona la democracia, sino que obstruye el advenimiento de una democracia pluralista y liberal,
Obiang no promociona los derechos humanos, sino que viola sistemática y continuamente los derechos humanos en sus distintas vertientes de derechos políticos y derechos económicos y sociales,
Obiang no promociona la paz sino que instrumentaliza a las instancias internacionales para legitimar la violación permanente y continua del estado de derecho.
Del colectivo de disidentes de la diaspora